jueves, 16 de julio de 2009

Capitulo 9

Capitulo 9


Reflexiones ...... ¿Qué es realmente Shaolin?


Todo este asunto de los americanos, me había dado mucho en que pensar. Había muchas maneras de entender lo que significaba Shaolin, es más, cada cual lo entendía de una forma distinta, particular, y a pesar de todo, tenía alguna relación con el Templo y su arte. Hasta qué punto cada criterio se acercaba a la realidad, ahí estaba la diferencia. Esto me llevaba a pensar que cada individuo tenía su propia realidad...

Yo entendía Shaolin de una forma totalmente distinta a la que posiblemente entendían los americanos que conocí aquí. Incluso lo entendía de otra manera a la gente que conocía en España. Hasta mis alumnos tenían una percepción diferente, aunque más cercana, a la mía. Para mí, Shaolin significaba mucho más que un nombre, o un estilo, o un complejo sistema de combate. Mucho más que un conjunto histórico de viejos edificios, más que una leyenda o una historia, más que unos personajes calvos vestidos con túnicas naranja o amarillas.... Quizás no era nada de todo esto, pero al mismo tiempo, lo era todo en su conjunto.

Pero, ¿qué era entonces Shaolin? ..... Esta pregunta anidó con firmeza en mi mente, mientras trataba de encontrar una respuesta, o más bien las respuestas, porque intuía que podía haber muchas más de una. Era plenamente consciente de que mi verdad, mi visión de Shaolin, no era necesariamente la única verdad, ni la única manera de ver todo esto. En mis meditaciones comencé a indagar sobre esta pregunta, sobre la razón por la que la gente acudía a este sitio, o se sentía atraída por él. Y el proceso de meditación, descomponía mi pregunta inicial en muchas más. Las respuestas, estaba claro, no estaban en Shaolin, sino en mi manera de verlo. En la manera de verlo de todos y cada uno de los individuos que nos acercábamos hasta aquí.

Había gente que observando un río, veía el agua transcurrir silenciosamente. Eso era para ellos el río. Otros veían las piedras y arena del fondo, así como el tono verdoso del agua. Ese era su río. Otros se fijaban en la vegetación de las orillas, en los peces del agua, en los insectos, en el trazado sinuoso de su cauce. Y también ese era su río. Y están los que ven en el río un todo, un conjunto armónico, del que forman parte de alguna manera. Y ese será su río. Y esa era también mi idea del río....

Hay personas que solo ven en Shaolin, lo que quieren ver, y para ellos eso será Shaolin. Y es posible, que se pongan a discutir con otros que también han estado allí, o han leído acerca del tema, defendiendo ‘su verdad’ sobre Shaolin. Yo creo que hay que verlo todo en su conjunto, dejar que Shaolin entre en tu corazón, en tu alma, convertirlo en ti mismo y a partir de ahí, vivirlo y expresarlo con sinceridad. Eso es para mi Shaolin. Yo formo parte del Templo, y Shaolin es parte de mi.....

He llegado a la conclusión, aunque siempre susceptible de ser cambiada, de que la gente acude a Shaolin motivada por sus experiencias y conceptos anteriores. Es obviamente esa idea anterior de Shaolin lo que les empuja a venir aquí. Y esa idea o concepto puede ser bastante diferente en cada persona.

Algunos habrán visto a los monjes en exhibiciones de la televisión, o en directo, y esa es la imagen que tendrán de Shaolin: un grupo de monjes haciendo acrobacias y técnicas increíbles, con un dominio sorprendente y casi místico de su cuerpo y mente. Vendrán a Shaolin atraídos por esa ‘magia’ y por esa imagen, en muchos casos sobrecargada de fantasía. Posiblemente no queden defraudados al venir aquí, ya que es lo que se les mostrará. Si practican Artes marciales, que es lo más probable, se darán pronto cuenta de que ellos jamás podrán llegar, ni por asomo a ese nivel. Aún así, se irán contentos, con muchas fotos en sus cámaras, posando junto a grandes Maestros de Shaolin. Se habrán comprado algunos trajes naranja, y si son avispados y con cierto poder económico, utilizarán esas fotos en revistas especializadas o en sus escuelas, con el fin de darse publicidad. Creen que China está muy lejos, y que nadie jamás sabrá la verdadera naturaleza de esas fotos. Es una manera de aprovecharse de la renovada y notoria fama que ha adquirido el templo en los últimos años por todo el mundo. Es una forma de convertir a Shaolin en un Business, en un negocio redondo.

Recuerdo un personaje que me ‘vendió’ la idea de que él era un auténtico monje Shaolin (el único occidental), mostrándome una especie de certificado expedido en Shaolin. Un par de años más tarde, yo mismo poseía varios de estos certificados, que no eran otra cosa que un pequeño papelote de haber hecho un pequeño donativo al templo. Este señor se ha erigido como el único monje Shaolin occidental, y no hay quien le tosa...
Ostenta orgulloso el grado de 8º Dan en Shaolin Kung-fu, y sigue engañando a bobos e indocumentados, como yo mismo en aquella época.

Luego también están los que han leído mucho acerca de este lugar y del estilo que se enseña y practica. Llegan atraídos por ese misticismo y por la historia que refleja el origen de sus propios estilos de lucha. Quieren investigar en las raíces, y se encuentran con el Shaolin comercial, el Shaolin para turistas, con lo que quedan profundamente defraudados. Se verán confusos ante tanta diversidad de formas y estilos, casi tantos como Maestros. Habrán visto todo tipo de Wu-shu, pensando quizás que es Kung-fu, o que solamente hay Wu-shu, pero que no es lo que creían que era. No han sido capaces de ahondar en la búsqueda adecuada, ni han logrado ver más allá de lo superficial, de lo que se ve a simple vista. Probablemente vuelvan a sus países hablando mal de Shaolin y su Arte.

Otros llegan pensando en aprender en un par de semanas el mítico estilo de los monjes guerreros. Se inscriben en algún curso intensivo de los muchos que ofrecen las distintas escuelas, y donde se les enseñará Wu-shu de Shaolin. Si logran aguantar el ritmo y llegan al final, se marcharán a sus países creyendo que realmente conocen el Kung-fu de Shaolin. A lo sumo, habrán aprendido algunas formas y un puñado de combinaciones y ejercicios técnicos de Wu-shu. Estos se llevarán de aquí la misma imagen mental que traían. Vean lo que vean y hagan lo que hagan, su idea de Shaolin no se la cambia nadie. Su egocentrismo no les deja quitarse la venda de los ojos.

Los más ingenuos, llegan aquí y les venderán el “Kung-fu auténtico de Shaolin”, traje incluido, marchándose totalmente convencidos del desmesurado misticismo y los poderes sobrenaturales de algunos monjes.

Incluso existe la especie del exigente, que llega aquí y pretende que le enseñe poco menos que el Abad del templo, o tal o cual Gran Maestro o Monje guerrero. Cualquier otro, que no sea famoso o que no haya salido en algún libro o exhibición, no le valdrá. Y yo me pregunto en estos casos; Que nivel tiene para ser tan exigente? Si luego, cualquier chaval de los miles que hay por allí, le da cien vueltas en cualquier aspecto. Que más da que te enseñe un Instructor o un viejo Maestro, si la diferencia en realidad, la marca tu capacidad de aprender. Pero aquí se nota que alguno de estos, lo que busca realmente, es la venta de la posterior foto con el susodicho Maestro... ¡Ayyyy, pillín!....

Alguno de estos, (he conocido uno) exige entrenar en el propio templo, pensando quizás, que los muros de Shaolin guardan algún secreto o poderes especiales, que te son transferidos si entrenas allí. Y esto de entrenar aquí, dentro del propio templo es posible, claro,...solo tienes que pagar un extra, bastante elevado, por cierto. Y la enseñanza es un poco churro, pues ni de lejos te exigirán lo mismo que en una de las escuelas.

Pero una cosa que tienen en común casi todos ellos, salvo contados casos, es que poseen un nivel económico bastante holgado, o más que holgado, puesto que no es barato venir aquí. Cierto es que los precios se pueden negociar, pero aún así, vale una pasta. Ellos, los chinos de por aquí, saben que el que viene de fuera para aprender aquí, tiene dinero, así que aprietan todo lo posible. El precio promedio de un mes de estancia con las clases incluidas puede oscilar entre los 600 y los 1.200 dólares, dependiendo de varios factores, entre el que está tu conocimiento del arte del regateo.

Respecto a todo este tema que estoy describiendo, tengo una curiosa anécdota:

Ya de regreso en el avión, Dan me mostró una revista, en la que se publicaba un amplio reportaje acerca de Shaolin, escrito por un periodista (que dudo mucho que lo fuera) que estuvo un par de días por aquí. Este buen hombre, sin haber practicado en su vida ningún Arte Marcial, se inscribió en la escuela Tagou, con el objetivo de realizar un curso intensivo de dos semanas y publicar el resultado de la experiencia en la revista. Se rapó la cabeza y se presentó en primer día al entrenamiento vestido con el traje naranja, con lo que se convirtió al momento, en el objeto de cachondeo por parte de los chinos. Y no era para menos, pues una foto suya, mostraba un aspecto ciertamente cómico del autor. Describió aspectos del entrenamiento de los monjes, como si de ejercicios de tortura se tratara. Estaba claro que no tenía ni idea de lo que estaba viendo, ni lo que significaba aquí aprender Kung-fu, ni sabía lo que era un monje. Creo que le hubiese costado distinguirlo, aunque llevase un letrero en la espalda. Según su propio relato, estuvo dos horas entrenando, tras las cuales, se marchó al hotel, totalmente destrozado. Fue incapaz de levantarse por la tarde, debido a los dolores y agujetas que tenía, así que, asustado, decidió no volver al entrenamiento. Según él, era cosa de locos. Dejó una nota para el Maestro a modo de disculpa y se marchó de Dengfeng. Su nefasta experiencia la refleja en su artículo, como si todo el Kung-fu de Shaolin fuese lo mismo. Indicaba que todo era un verdadero engaño, y que no era en absoluto recomendable ir allí. ¡Te iban a romper las piernas y la cabeza!... Para justificar esos argumentos, aportaba fotos del entrenamiento. De pronto se había convertido en un experto crítico del tema, porque lo había sufrido en sus propias carnes, durante..... ¡dos interminables horas! Y finalizaba el articulo, ofreciendo varias direcciones de Inglaterra, de escuelas y asociaciones donde aprender “auténtico” Kung-fu. Curiosamente, me llamaba la atención que todas las direcciones eran de escuelas del estilo Wing Chun .... Sospechoso, ¿no?... Por cierto, que la revista no era de Artes Marciales, sino de temática relacionada con el Hip-Hop y otras tendencias musicales..... ¡hay que echarle huevos!
Curiosamente, ninguno de estos estereotipos que visitan Shaolin, logran resistirse a la tentación de hacerse la casi obligatoria foto a las puertas del templo, como fiel testimonio de que han estado allí. Yo mismo tengo varias fotos de ese momento, que en su día significó algo especial para mi, pero que ahora solo tiene cierto valor testimonial, sin mayor relevancia. También los hay que tienen fotos con las pirámides de Egipto al fondo. O los que posan junto a una estrella famosa del celuloide. Y algunos dirán, respecto a Shaolin, “Yo tengo una foto con el monje guerrero Fula-nito, que me enseñó los secretos del Kung-fu de Shaolin....”
Je,je,je.... Y yo tengo en mi casa una lata que pone “melocotón en almíbar”....


En definitiva, todo el mundo puede venir aquí a entrenar y aprender el estilo Shaolin y sus formas, pero son muy pocos los que logran traspasar el simple umbral de sus técnicas, progresando hacia una profunda comprensión de su arte y filosofía inherente. Esto implica un mayor sacrificio y un compromiso sin límites con todos los aspectos que rodean al templo y su arte. Si deseas conocer el verdadero Kung-fu de Shaolin, quizás deberás buscar ‘algo’ fuera de sus muros, y no dejarte cegar por las apariencias. Deberás estudiar mucho y leer más aún, con el fin de adquirir las herramientas necesarias con las que poder buscar lo que has deseado de corazón. Solo entonces puedes volver a Shaolin e investigar en profundidad, con otra mirada. El Kung-fu de Shaolin está ahí, solo tienes que ser capaz de verlo, detrás de toda la parafernalia para turistas, aficionados de escaparate y culto al dinero, que también ha llegado hasta aquí.

El templo ha de sobrevivir, y su manera de lograrlo es a través de la promoción turística y las donaciones de los fieles budistas y simpatizantes, artistas marciales o no. Y me parece completamente lícito que así sea. No olvidemos que toda la actividad alrededor de Shaolin, la genera la atracción que el propio templo ejerce sobre millones de personas.

Pero la realidad objetiva, no está en el templo y en sus alrededores, sino en nuestra manera de verla e interpretarla; Está en nuestro corazón, en nuestra capacidad de ver lo que queremos ver. Y si queremos encontrar el verdadero Shaolin, estará ahí, como un tesoro, mezclado en el negocio y la superficialidad más absoluta, que aún siendo así, ni de lejos se parece a nuestra manera de entender las cosas.

No hay comentarios:

Bienvenido...

Hace ya muchos años que vengo viajando a las regiones milenarias de China, un país que me fascina, que me llega a lo más profundo de mi alma y corazón. Y en todos estos años, he acumulado un sinfín de historias, anécdotas y relatos que han ido tomando forma de pequeños libros que, por diversas circunstancias, no han salido publicados aun. Pero es mi deseo que todos mis amigos y conocidos, además de cualquier otra persona interesada en estos temas de aventura y viajes, puedan acceder y compartir de alguna manera mis experiencias.
Así pues, este blog no es otra cosa que una ventana abierta a mi corazón y, si te animas a asomarte, un billete que te trasladará miles de millas a lomos de los recuerdos y experiencias por esas tierras. Bienvenido..