jueves, 16 de julio de 2009

Capitulo 14 c

El demonio de la Televisión....


Es una costumbre muy extendida por aquí, el invitar a los Maestros a una cena, en señal de agradecimiento por las enseñanzas recibidas. Comenté a Yan la idea de buscar un buen restaurante en la ciudad y llevar allí a los dos Instructores que teníamos. Ella insistió que el restaurante del hotel estaba bien para ello, así que un día, tras finalizar el entrenamiento, les comenté a los dos, que esa tarde estaban invitados a cenar con nosotros. Acogieron la noticia con suma alegría y entusiasmo, y ello se reflejaba en sus caras. Corrieron a pedir permiso a la dirección de la escuela para poder salir con nosotros. En apenas unos minutos volvieron, confirmando el permiso.

Esa tarde, después del entrenamiento, se bajaron con nosotros en la furgoneta hasta Dengfeng. Llegados al hotel, como siempre, subimos a las habitaciones para ducharnos y cambiarnos. Los dos monjes nos acompañaron y se quedaron en mi habitación, sentados viendo la televisión, que era algo que parecía llamarles mucho la atención. Se notaba claramente que en la escuela, obviamente no la veían. Pero me llamaba la atención el tipo de programa que eligieron; una serie de dibujos animados, que tiene a un mono, un monje y un cerdo como protagonistas. Parecían niños pequeños frente a la pantalla, con grandes carcajadas y risas. No les parecía interesar los canales internacionales que disponíamos, sobretodo uno que les mostró Dan, y que continuamente emitía imágenes de desfiles de moda.

Observándoles viendo la televisión, me fui dando cuenta de que para ellos, que no la veían casi nunca, según me comentaron luego, no tenía el mismo interés que puede tener para nosotros. La televisión era una poderosa distracción que desviaba tu atención, y que llevaba a tu moral a deslizarse poco a poco por una vertiente poco espiritual y enriquecedora. Te conducía irremediablemente a desvirtuar tu atención de lo que realmente te interesaba, el Kung-fu en este caso.

Aunque siempre lo había intuido, ahora lo podía ver claro; Nuestra juventud y nuestros niños en occidente ven demasiada televisión. Se convierte así casi en una “guía” de un modelo social a seguir. Un modelo que está basado exclusivamente en fines materiales y consumistas, por mucho que los enmascaren con bonitas “filosofías” de mercado, o pretendidas formas de ofrecer educación a través de la información.

La hipocresía, el cinismo, el despotismo, la falta de educación, los más bajos instintos y el fomento desmesurado de la competitividad, campan a sus anchas en todos los canales, mientras algunos se rasgan las vestiduras con la llamada “Tele-basura”, mientras se revuelcan y viven de ella. Cualquier atisbo de programa de valor cultural o de educación, se ve relegado a horarios intempestivos, donde pocos resisten los embites y el abrazo de Morfeo, mientras que los programas-basura, curiosamente de mayor audiencia, invaden las franjas horarias más normales.

Nos ponen programas como “Gran hermano” y similares, donde un grupo de personas, bajo mi criterio carentes de cualquier escrúpulo, exponen sus intimidades y vergüenzas. Pero creo que no es esto lo más grave; Lo peor es que quieren hacernos creer que es normal en una sociedad democrática, donde, para conseguir cualquier meta, todos los medios son admisibles.....

Se pretende hacer creer que estas cosas son absolutamente normales, que son progresistas, modernas, y si haces comentarios críticos en contra, te tachan de intolerante, haciendo de la pretendida tolerancia, su bandera e insignia. Así, el vender públicamente sus intimidades, declarar a los cuatro vientos con cuantas personas se han acostado, definir notoriamente su tendencia sexual y demás cosas por el estilo, se han convertido en un sinónimo de éxito, de popularidad, que luego muchos quieren imitar a toda costa. (Ni se te ocurra decir públicamente que crees que la homosexualidad no es lo normal....)

En beneficio de un pretendido, y en ocasiones absurdo derecho a la información, nos cuentan esas intimidades, como si a mi me importase mucho, o como si, de verdad, todo ello fuese de interés público. Asistimos al espectáculo bochornoso de ver como unos periodistas, convertidos casi en estrellas, ‘interrogan’ al famosillo de turno, erigiéndose en una especie de fiscales y jueces populares, para sacar a la luz sus trapillos sucios..... Asistimos impasibles a la tergiversación de “noticias e imágenes”, simplemente porque ello aumenta la audiencia. La ética profesional y la moralidad de la gente llana, de a pie que ve estos programas, ha desaparecido. Con todo esto, los valores morales van perdiendo a pasos agigantados posiciones, hasta quedar relegados a meras palabras sin contenido real.

En ocasiones, y más para acallar la mala conciencia colectiva, que para un beneficio real, la sociedad entona un mea culpa, hablando de solidaridad, respeto, tolerancia y amor al prójimo, cuando en realidad, fomenta precisamente todo lo contrario. Para constatar precisamente todo esto, solo hay que asomarse diez minutos a cualquier canal de televisión; Vemos una película muy violenta, donde el héroe americano de turno, sin despeinarse, arrasa con los “malos”, también de turno, y donde el fin, justifica cualquier medio. Vemos en las noticias como el presidente de los americanos, justifica su política agresiva y sus guerras, como preventivas por la paz, y se queda tan tranquilo. Acto seguido, y en la publicidad, una ONG nos solicita ayuda para los necesitados, curiosamente los mismos que hacían de malos en la peli, y los que son los nuevos objetivos del presidente-sheriff, el Sr. Bush. Y el siguiente anuncio te invita a comprarte un lujoso coche, conducido siempre por un “guaperas” o una despampanante rubia, como si viniesen incluidos con el coche. Y si no, te anuncian un reloj de pulsera, que casi te garantiza el éxito si lo llevas puesto. Un teléfono móvil de última generación te expone sus excelencias, advirtiéndote de que, de no tenerlo, no estarás al día. Continúan las noticias, con un bombardeo masivo en Afganistán, o el último atentado terrorista en Iraq, donde las victimas inocentes son “solo” bajas colaterales, un mero componente de las estadísticas, y que según el criterio de los “Buenos”, no tienen el mismo valor que las victimas de las Torres gemelas.



La verdadera esencia del ser humano es la bondad.
Existen otras cualidades provenientes de la educación y la sabiduría,
Pero, si uno quiere convertirse en un verdadero ser humano,
Y dar un sentido a su existencia, es esencial tener un buen corazón.
Dalai lama



Asistimos a hechos que delatan la progresiva corrupción del alma, de los intereses políticos y económicos, a la falsedad y ambigüedad de los dirigentes, que son capaces, sin el menor escrúpulo, de apartar la vista de las cosas que no les interesan en ese momento. Y orquestan todos los medios posibles para manipular la opinión pública a favor de uno u otro.

Y así, un sinfín de cosas más que nos van “metiendo” constantemente por los ojos y los oídos a través de los medios, alineando nuestra conciencia a la voluntad de las masas y de los dirigentes, no dejándonos ver la verdadera realidad que se esconde detrás de las cosas y hechos. Se pretende esconder las verdaderas causas de tantas guerras, violencias y miserias, para que las aceptemos como “normales” e inevitables, acallando nuestras voluntades, complicando aun más la posibilidad de poder reflexionar entre lo bueno y lo malo. De alguna manera, se busca que no tengamos que decidir nada, o muy poco; ya deciden por nosotros, y nos venden la idea que es por nuestro bien y nuestra comodidad.... Mientras nos enseñan y distraen con los últimos adelantos tecnológicos y las últimas tendencias de la moda, para tenernos contentos y sumirnos en el eterno sueño del consumismo y los deseos inalcanzables de una ilusoria felicidad. Y para mayor entretenimiento, algo de “deporte”, donde se nos recuerda la importancia que tiene que determinados equipos fichen a un jugador u otro, o ganen los puntillos necesarios para erigirse como enésimos campeones de liga..... ¡Ah!...¿qué no le gusta el fútbol? .... No pasa nada, hombre, que también tenemos los toros, o la retransmisión en directo de la feria de abril o la semana santa en Sevilla. Y si eso no basta, un poco de carnaza social, en forma de chismorreos de los famosillos para ir haciendo boca...... Y tan contentos todos!

Todas estas pequeñas piezas, si nos alejamos un poco del “cuadro”, componen la imagen nítida de nuestra sociedad, en la que nadie, o muy pocos, encuentran la razón del porqué está sucediendo todo esto. La globalización de las ideas (y no digo ya de otras cosas) con las que pretendemos encontrar respuestas, es una falacia, y una manera más de darle vueltas al asunto, sin conseguir nada.

Entiendo que por desgracia, el mundo funciona así, y que cambiarlo no es mi cometido (ni tengo posibilidad de hacerlo), pero lo mínimo que he de hacer es, al menos, mostrar mi descontento con todo ello y dar a conocer este punto de vista, para que quizás otros abran también los ojos. Este descontento ha de producir un cambio en mi, un cambio de actitud hacia lo que me rodea, y ello quizás propicie un pequeño cambio en mi entorno, que unido a otros millones de personas como yo, de verdad promueva un pequeño cambio de la realidad ilusoria que experimentamos.

Eso nos conduciría a un mundo, seguro que algo mejor que el que tenemos ahora, que a pesar de ser y partir de un pensamiento y deseo utópico, no deja de tener sentido profundo para mi. Es en parte la vivencia real de la compasión, de la que se habla en el budismo.



La compasión por nosotros mismos,
Nos da el poder de transformar el resentimiento en perdón,
El odio en amistad, y el miedo en respeto por todos los seres.



Y la sociedad china, mal que me pese, está abocada también a caer tarde o temprano en esa misma vorágine, aunque este proceso, por todo lo expuesto anteriormente, será afortunadamente, algo distinto al que vivimos en occidente.

Lo objetivo, es que estos dos monjes, los que nos acompañaban, tenían un espíritu y voluntad muy fuertes, y no se dejaban arrastrar por las distracciones que les pudiera ofrecer la televisión. Que la podían ver en alguna ocasión, bien; Que no la veían, pues no había problema. Ni siquiera la echaban de menos. Su capacidad de concentración era extraordinaria, y eso nos lo demostraron en muchas ocasiones. Pero hubo un momento, que me llamó poderosamente la atención, y fue cuando salimos a pasear después de la cena, y llegamos a unos pequeños puestos, de estos que colocan en las ferias, y donde la gente podía disparar a unas rudimentarias dianas y obtener premios.

Nos animamos a probar todo el grupo; Las escopetillas eran de pena, de verdad, pero aun así, parecía divertido. Bi Cong, delante de todo el gentío que se arremolinó allí, (pues nosotros como extranjeros éramos la ‘atracción’) logró hacer diana en todos los juegos posible, sin fallar ni una sola vez; Treinta aciertos de treinta disparos!.... Parecía imposible, pues nosotros apenas acertábamos dos o tres.

El dueño del puesto, que en un principio se mostró encantado de tener tanto público congregado allí, comenzó a ponerse algo nervioso, hasta que acabó algo irritado. Si se descuida, le dejan sin regalos en su pequeño negocio. Cuando fue a entregarle los premios que podía elegir (todo cosas pequeñas), solo le aceptó 4 de los diez que le correspondían.... Los justos para regalarnos uno a cada uno del grupo. Recuerdo que eran unos graciosos llaveros de piel de conejo....

Y luego, como si nada; a otra cosa...

Esta gente, en algunos aspectos, son muy superiores a nosotros, lo queramos admitir o no.

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Bienvenido...

Hace ya muchos años que vengo viajando a las regiones milenarias de China, un país que me fascina, que me llega a lo más profundo de mi alma y corazón. Y en todos estos años, he acumulado un sinfín de historias, anécdotas y relatos que han ido tomando forma de pequeños libros que, por diversas circunstancias, no han salido publicados aun. Pero es mi deseo que todos mis amigos y conocidos, además de cualquier otra persona interesada en estos temas de aventura y viajes, puedan acceder y compartir de alguna manera mis experiencias.
Así pues, este blog no es otra cosa que una ventana abierta a mi corazón y, si te animas a asomarte, un billete que te trasladará miles de millas a lomos de los recuerdos y experiencias por esas tierras. Bienvenido..